Vicio de Malinterpretarte

"¡Tiren papelitos muchachos!"

martes, 8 de febrero de 2011

Informe Especial: "Paquito"

Juan Ernesto Fuerte (*)

Crece el temor por el surgimiento de Paquito, un malviviente con poderes sobrenaturales que no sólo te roba la billetera o la bicicleta con cambios, sino que también convierte a tímidos burgueses con compasividad socialdemócrata en violentos fascistas sedientos de justicia por mano propia, pidiendo a grito pelado el cierre de fronteras y una mano más dura que la del mejor Patti del '76.

"Yo no creía, te voy a ser sincero" dice Miguel M., padre de familia tipo y dueño de dos heladerías en el conurbano pero a pasitos de la General Paz. "Iba a misa todos los domingos, te regalaba la ropa que ya no usaba, te dejaba que me limpies el parabrisas en la esquina y, si estaba limpio, te dejaba siempre unas chirolas. Y nunca, pero nunca, renegaba de la situación menos favorable que le tocaba vivir a los muchachos que dormían en la puerta de alguno de mis locales" prosigue, conmovido, conteniendo algún lagrimón que intenta delatar el fervor de un antiguo escéptico.

Pero entonces sucedió. "Cerrando el local que queda más cerca de la Gral. Paz, bah, que prácticamente es de Capital Federal, se me acerca por la espalda un malviviente con olor a morocho que me encañona y me susurra dame la lana o te quemo como un churrasco".

"Le di lo que tenía encima y la plata de la recaudación del día, que para colmo había sido bastante buena porque en verano en Capital el calor te mata y todo el mundo se desespera por un helado de Maracuyá. El malandra se fue enseguida, en total deben haber sido cosa de 30 segundos. Y ahí inmediatamente no sentí nada, seguro que por el shock emocional. Pero a los 10 minutos, ya sentía que algo había cambiado en mí" relata con los ojos nublados y la voz trémula al punto de entrecortarse. "Pasé de la antigua compasión y entendimiento por los menos pudientes, a sentir que la solución era la pena de muerte para todos los negros de mierda hijos de puta que vienen a arruinarnos la vida a los laburantes de este país que vienen a invadir porque esa manga de boliguayos se tendrían que haber quedado en su negro país afanándose entre ellos y ojalá que con la plata que me afanó se compre pasta base de la mala y le pegue como el reverendo orto y termine del culo ahogado en un zanjón si para eso es lo único que sirven y para molestar en la puerta de mi casa muertos de hambre que andan pidiendo una moneda para comer que seguro que es para chupar porque hambre en este país no puede tener nadie si tirás semillas a un pedazo de tierra y algo crece y con eso hambre no pude tener nadie si lo que sobra en este país es tierra y una huerta la tiene cualquiera que quiera trabajar un poco pero que van a trabajar estos cabezas si con lo que cobran del Plan Trabajar se malacostumbraron y viven de arriba y que se mueran todos juntos de SIDA que seguro se contagian entre ellos. ¡Putos!".

Y los testimonios se multiplican...

Testigos de la injusticia acometida en la heladería del Sr. M coinciden en que el caco responsable del robo responde al sobrenombre de “Paquito”, y que no es la primera vez que lo ven obrar conversiones tan milagrosas y drásticas, como la que sufrió Saulo camino a Damasco antes de convertirse en el bueno de San Pablo.

por Gringo Calabré
"Yo lo vi transformar a una señora que iba todos los días a la misa del domingo a las 11, en una señora que sigue yendo todos los domingos a la misa de las 11, pero que ahora pide bala y pena de muerte y, cada vez que puede, se sienta un poco más adelante, en las primeras dos filas" revela Petrona, una vieja merodeadora de ventanas del barrio. "Eso sí, al ciego paralítico de la puerta de la parroquia le sigue dejando una moneda de 25 centavos cada vez que sale".

"Y una vez lo vi convertir a un buen hombre padre de familia y esposo ejemplar que se alegraba con la moda de los derechos humanos, en legislador del PRO. Y eso que sólo fue pasándole por al lado, sin siquiera tocarlo, porque apenas lo vio venir por la misma vereda se cruzó a la de enfrente. Le dijo a la señora viste la cara que tenía, ese no me gusta, crucemos mi amor y cruzaron, pero lo convirtió igual", comenta el diariero de la Estación de Flores.

"Ese Paquito convirtió a más que De la Rúa al peronismo o Menem al indigentismo" opina el negro Monje, habitué de un bar que se rehúsa a desaparecer.

¿Mito o realidad? ¿Un guía espiritual y político cuyo toque transforma piedras y opiniones burguesas (de consistencia similar a la piedra) o un simple negro cabeza? Con el temor o la esperanza  -a veces me los confundo- de encontrarme con tan violento catalizador de cambios a la vuelta de la esquina hurgando un tacho de basura al acecho de nuevas víctimas, este cronista se aleja de la redacción tratando de estar prevenido, pensando hacia dónde lo dejaría apuntando un cambio de 180°.  Porque para saber en qué puede convertirse uno, es necesario saber primero qué se es. No vaya a ser que Paquito pase por al lado y me convierta en algo que ya era.


(*) Colaborador de La Gacetilla. 
Curandero, Parapsicólogo 
y Paraotrostambién
 

3 comentarios:

Carlo dijo...

Que buena esta nota, esta genial! Se re armo el blog, alta fiesta!

PAblo dijo...

Tengo miedo de encontrarme con paquito!!!

Anónimo dijo...

jajajjajaja muy buena.... argentino careta que busca la ocasión para ser quien ya era.